lunes, 25 de agosto de 2014

FRONTERA


Recorrer el atardecer en el Mediterráneo como el insomne , despacio, sondeando el último sol del verano, una epidemia de adioses, por eso y por el brillo metálico de las embarcaciones estábamos acorralados. Me cogiste de la mano leyendo las coordenadas del tiempo, lo mismo que hace veinte años. Y la gente supo entonces, como lo sabe hoy,  que tu elección estaba avocada a la lógica y no al azar. A nadie le importa ya que un día se te escapara la risa y yo no supiera enjaularla, nada habría cambiado, esas cosas se guardan en el cajón de la ternura. Hoy estás radiante con tu traje de turista, yo construyo castillos de arena, como entonces, también a Bob Esponja, así es esto, las monedas caen de tu mano, tan lejos y tan cerca de ti, en eso hemos quedado.




jueves, 7 de agosto de 2014

ÚLTIMA CENA


Y de pronto se fue la luz, era de noche, Roberto empezó a jurar, se iba a perder el partido del siglo, yo tenía en la olla exprés unas judías verdes con patata, nos sentamos en el sofá  y en la penumbra pudimos adivinar los rastros de lo que fue el amor, la encarnizada pasión que un día nos devastó. Le rocé la mano, me besó, le acaricié con la lengua en la oreja, él escarbó nervioso en mis bragas. Habían pasado diez minutos desde el inicio del apagón, ni una palabra, ya no teníamos nada que decirnos, yo estaba llegando al orgasmo, y de pronto,  volvió la luz, nos miramos a los ojos, enrojecidos, sin un rastro de risa, entonces, la televisión reapareció en escena con su estruendo impertinente, Messi estaba a punto de marcar un gol para la eternidad, mejor lo dejamos para otro rato me dijo, y pensé que tenía razón, por fin estábamos de acuerdo en algo.